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miércoles, 30 de enero de 2013

Un nuevo capítulo es:

EL INFRAHOMBRE HISPÁNICO: LA SOCIEDAD DE LA ENVIDIA
De un tiempo a esta parte los españoles nos hemos vuelto ambiciosos. Han llegado nuevos tiempos. Se ha acabado por fin la tradicional resignación hispana. Aquella aceptación de las jerarquías como un mal inevitable. Se ha acabado la tradicional sumisión a la Iglesia, al ejército o al trono. Es un gran logro. Los españoles confían en sí mismos. No se ponen metas. No aceptan subordinaciones. Una nueva vitalidad recorre Hispania. La vitalidad del triunfador. La vitalidad del que no se rinde. El español es a día de hoy orgulloso. El español tiene voluntad de mejora. El español no se deja pisar.
Es una gran cosa  esta fe en sí mismo del nuevo español. Tiene muchos valores positivos. Muchos españoles se han descubierto cualidades insospechadas. Muchos tienen liderazgo. Muchos tienen iniciativa. Muchos son emprendedores. Los españoles se quieren a sí mismos. Creen en sí mismos. Desgraciadamente no es oro todo lo que reluce. También existe un lado opuesto. Un lado malo muy triste. Los españoles compiten. Los españoles compiten mucho entre sí. Y la competencia no es siempre sana.
España se ha transformado en el reino de la envidia. Los españoles no aceptan la subordinación. Los españoles no aceptan ser menos que nadie. Consecuencia. No aceptan que su vecino esté mejor que ellos. Les duele que su vecino esté mejor que ellos. Otra consecuencia que refuerza la anterior. Los españoles quieren ser ricos. No discuten la existencia de ricos en la sociedad. Ellos son ambiciosos. Los ricos copan mucha de la riqueza de la sociedad. Queda menos para repartir. Queda menos para el resto. Consecuencia final. Un español no acepta que su igual viva bien. Puede significar que a él no le llegue. Puede significar que él tenga que vivir mal. Pensamiento racional o pensamiento irracional: no importa. Funciona. Funciona en la sociedad hispana.
Ha llegado la crisis. Este pensamiento envidioso se impone. Los españoles desean la nivelación social hacia abajo. Yo no puedo prosperar. Pues castigo para todos. Los españoles nos hemos puesto a gobernar. Los españoles animamos al gobierno a que recorte en todo lo que sobra. Todo lo que sobra muchas veces son personas. A los españoles no les importan las personas. A los españoles sólo les importa su persona.
Soy funcionario. No quiero hurgar más en mi condición privilegiada. Soy profesor de la enseñanza pública. La enseñanza pública tiene rivalidad con la enseñanza concertada. Muchos de mis compañeros son partidarios de acabar con la enseñanza concertada. Yo también. Pero discrepo en los medios. Ellos quieren acabar con ella de golpe. Quieren soluciones rápidas. Yo no quiero soluciones rápidas con personas. Yo no quiero que echen a los profesores de la concertada a la calle sin contrapartidas. Son personas. Tienen familias.
Algunos me dicen que es imposible no recortar nada. Que no hay dinero para todo. Que el dinero se debe administrar mejor. Con esto último estoy de acuerdo. Debe haber más transparencia. Deben conocerse mejor los negocios ocultos del Estado. Deben conocerse mejor los negocios ocultos de los poderosos. Porque sí hay dinero. Que debe aflorar. Que debe ser redistribuido. Que no debe quedar en pocas manos. Que debe beneficiar a las personas.
Los recortes. La población empobreciéndose. Los españoles en un sálvese quien pueda. Aplaudiendo las medidas contra su vecino. Como si el daño ajeno los inmunizase. Sin pensar en justicia. Porque el español quiere ser rico. Porque al español no le importa que sus vecinos sean pobres. Porque predica ajustes sin buscar el dinero donde lo hay. Porque no piensa que lo lógico es pedir dinero a quien lo tiene. Porque la gente que lo tiene, porque tiene mucho, no retrocederá a pobre. Y los vecinos del español sí retrocederán a pobres. Y él irá detrás. Forma parte del vecindario.
La sociedad del bienestar. La sociedad de la envidia. La sociedad en que todo el mundo quiere vivir bien sin desear que el prójimo viva bien. Extraña sociedad con extraña moral. Moral individualista. Falta de moral social. Falta de moral que sea sensible a los débiles cuando uno es débil. Extraña percepción de uno mismo. El español sintiéndose ambicioso. El español creyéndose más de lo que es. El español sintiéndose fuerte sin serlo.
Cambio de mentalidades. En principio positivo. El español ya no se deja pisar. En realidad negativo. El español deja pisar al vecino. El vecino deja que le pisen a él. ¡Qué falta hace una moral social! Una moral que no disculpe las acciones de los fuertes. Que no permita que éstos justifiquen su egoísmo con razones económicas. Que no permita que éstos hagan chantaje a la sociedad sin perder la buena conciencia. Una moral que haga que los españoles vivan mejor. Creyendo en sí mismos sí, pero defendiéndose unos a otros. Porque los fuertes son fuertes por sí mismos y los débiles sólo lo son unidos.
La sociedad de la envidia. Los españoles llenos de ambición. Moral de voluntad. Moral individualista. Una moral equivocada. Una moral que no refrena el egoísmo de los ambiciosos. Una moral que traslada al derecho el predominio de unos pocos. Que permite el renacimiento de morales ya desterradas. Vuelve la moral de pureza. Vuelve la autoridad moral de la Iglesia. Normal en una sociedad en que cada vez hay mayor diferencia entre ricos y pobres. Normal en una sociedad que de nuevo tiene que lavar muchas conciencias. Normal en una sociedad que de nuevo culpabiliza a los pobres. No triunfan. Tienen vicios. Vota PP-PSOE.

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