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miércoles, 9 de enero de 2013

El siguiente capítulo es:

EL INFRAHOMBRE HISPÁNICO: ESPERANZA AGUIRRE
Política de éxito. La nueva Thatcher española. Populismo de derechas muy eficaz. Reflejo de la nueva mentalidad. Capitalismo popular. Ella liderará a la población hacia el éxito. Ella eliminará a los golfos y parásitos sociales. Ella es un carácter enérgico. Nunca un español se seguirá aprovechando de otro español. El Estado en sus justos términos. Sirviendo al rico, como siempre ha hecho. No es justo que nadie más se aproveche del Estado que los que siempre lo han hecho. Liberalizaciones a destajo. El ciudadano identificado con su líder. El líder destruyendo el Estado del bienestar. 
Esperanza Aguirre arrasando en Madrid. Gobiernos de mayorías absolutas legislando contra el interés de la población. Esperanza Aguirre como quintaesencia de la política. Los políticos no son tontos. Están acostumbrados a jugar con fuego. Están acostumbrados a alimentar las bajas pasiones ciudadanas. Están acostumbrados al maquiavelismo del poder. Guerra a los liberados sindicales. Aplauso popular. Guerra a los nacionalismos periféricos. Aplauso popular. Esperanza Aguirre es lista. Ridícula sí, pero lista. Ande yo caliente, ríase la gente.
Esperanza Aguirre destruyendo el discurso social. Alimentando la desconfianza entre los ciudadanos. Mis vecinos son unos pícaros. Necesito un poder fuerte que los controle. Necesito votar a ese poder. Esperanza Aguirre alimentando nuevos valores morales que sustituyan a los sociales. Vuelta a la religión. La religión capitalista. Como si el capitalismo no tuviera otra moral que la del dinero. No importa. Se le da una más presentable. En España es fácil. Está la moral católica. Siempre al servicio del poder. Ahora al servicio del poder capitalista. La Iglesia de nuevo al servicio de los poderosos. En España los tiempos han cambiado, pero las instituciones permanecen. La Iglesia siempre renace. El ser hispánico necesita estar oprimido. El ser hispánico vota su propia opresión. Esperanza Aguirre es su esperanza.
Soy Esperanza Aguirre. Soy política pura. Tengo las claves para ganar elecciones. Discurso ultraliberal. Discurso nacionalista. Discurso católico. Muchas contradicciones juntas. No importa. La globalización económica es opuesta al nacionalismo. No importa. La moral católica condena la usura y el beneficio inmoderado. No importa. Yo le prometo ser rico, ser un buen español y ser una buena persona a la vez. ¿Qué más quiere? Fomento su egoísmo, refuerzo su identidad y le lavo la conciencia de una sola tacada. ¿Cómo no me van a votar? Las contradicciones no importan. El ser humano es muy flexible si no recibe críticas. Yo lo sé. Lo sé manipular. Le halago. Me vota. Es normal.
Mi política se cobra víctimas, ¿qué importa de nuevo? Hay menos servicios públicos. Hay menos médicos y profesores a cargo del Estado. Alguien tiene que perder. Las mayorías lo entienden y me siguen. A algunos no les gusta. Tengo algo de oposición. Es inevitable en democracia. Es un incordio que llevo bien. La gente cree en mí. Sabe que  garantizo el éxito si me dan tiempo. Conmigo la economía crecerá y pagarán menos impuestos. Todos podrán llevar sus hijos a colegios privados, todos podrán tener su seguro médico privado, todos podrán tener su propio plan de pensiones. Conmigo todos ganarán. El mundo de Yupi. La vanidad reforzada. En un país pobre y de pobres, todos piensan como ricos. Yo lo sé. Y me aprovecho.
Soy Esperanza Aguirre. He encontrado la fórmula del éxito. Tengo la gente detrás. Convierto en antisociales las protestas. Divido a la sociedad en buenos y malos. Los buenos quieren ser ricos, los malos quieren ser parásitos. Los buenos contribuyen a la sociedad, los malos se aprovechan de ella. Huelga del metro de Madrid. Los trabajadores son malos ciudadanos. No dejan a los madrileños ir a trabajar. Entiendo la indignación de los madrileños. Me hago cargo. ¿Qué puedo hacer yo? Era necesario rebajarles el sueldo. No entiendo porque me piden estos huelguistas que no lo haga. Que vuelvan al trabajo. Que no perjudiquen a mis votantes. Yo me preocupo por Madrid. Yo me preocupo por los madrileños. No me gustan los malos madrileños.
Los trabajadores del metro. Protestar. Los profesores. Protestar. Con lo bien que viven. ¡Qué egoísmo! Hay tanta gente que lo pasa mal. Se olvidan de que estamos en crisis. Se olvidan de que todos tenemos que contribuir a salir de ella. Es cierto que unos más que otros. Yo no tengo la culpa de pertenecer a una familia de pasta que a veces me pide favores. Los valores familiares son tan hermosos. Están tan avalados por la Iglesia. Yo soy tan creyente. Yo no voy a dejar tirados a mis seres queridos. Yo enchufo a mis familiares, pienso en mi familia. Los trabajadores que piensen en los madrileños, no en sus familias. Mi discurso tiene contradicciones, es lógico que mi vida tenga también algunas. No importa, los madrileños me adoran. Soy su esperanza.
Los madrileños son como mis hijos. Seguiré velando por ellos. Seguiré liberalizando. Seguiré reduciendo el Estado. Los madrileños se quedarán sin garantías sociales. Los madrileños se quedarán sin garantías laborales. Los madrileños se empobrecerán. Es tan fácil vender que hay que pagar menos impuestos. Es tan fácil trasladar este mantra a una sociedad ignorante. Es tan fácil favorecer a mi clase social. Los ricos tenemos aversión a los impuestos. No les vemos utilidad. Yo me pago mis servicios, el que no tenga dinero que se joda, que no me lo robe a mí. He trasladado este pensamiento a la clase media. Ésta no puede pagar su bienestar pero no importa. Se siente rica. Es clase media. No da más de sí. Me vota. Me cree aunque la engañe. Vota Esperanza. Vota PP- PSOE.

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