EL INFRAHOMBRE HISPÁNICO:
EL 15-M
España, mayo de 2011. La crisis va para largo.
Repercute en los más débiles. Paro, caída de salarios, caída del nivel de vida.
La injusticia manifiesta. Aparece un nuevo movimiento ciudadano. De masas. El
15-M. La ciudadanía parece despertar. Esperanzas de cambio. Esperanzas de
reacción social. España sorprendiendo en los informativos del mundo
desarrollado. En España no son todos borregos. En España hay gente pensante.
¡Increíble! No puede ser verdad. Y no era verdad.
Mismo año. Noviembre de 2011. Elecciones generales.
Mayoría absoluta del PP. Los españoles deciden que reine la injusticia. Los
debates sociales abiertos no han servido para nada. Las reflexiones sobre que
la crisis la paguen los ricos no ha servido para nada. ¿Quién es el rico en una
sociedad cuando nadie se siente pobre? El votante bipolar ha ido a las urnas.
El votante descontento se ha quedado en casa. ¿Dónde está el 15-M?
Oportunidad perdida de crear un nuevo partido. Un
nuevo partido que recogiera el descontento social. Una nuevo partido que pudiera
legislar de otro modo. Con mayor justicia. No potenciando las desigualdades.
Paliando los efectos de la crisis. El 15-M al margen de la política.
Apartándose del poder. Queriendo hacer cambios removiendo las conciencias. Como
si el ser humano no fuera un gran egoísta. Como si fuera tan fácil que todos
nos volviéramos buenos.
No hay contradicción entre el gran triunfo electoral
del partido popular y la aparición del 15-M. El mismo irracionalismo. El PP
prometiendo la riqueza del neoliberalismo. El 15-M prometiendo un mundo feliz
de justicia y paz. Un mundo de utopías. El programa oculto del PP y el programa
sin concretar del 15-M bebiendo de la irrealidad en que vive el ser hispano. Un
ser hispano que no quiere descender a la realidad. Que prefiere vivir engañado.
Que no quiere hacerse daño. Que no quiere comprender su fracaso.
El 15-M. Es posible reconstruir un mundo feliz. En que
todos seamos ricos. En que todos seamos superiores. En que todos seamos
generosos con todos. Basta de romanticismos. No son posibles los mundos
perfectos. No son posibles los mundos en que los ricos son seres malos que se
convierten en buenos. Todos somos egoístas. Los ricos son ahora los malos
porque tienen mucho más que yo. Si yo tuviera tanto como ellos sería tan
egoísta como ellos. Porque soy tan humano como ellos.
El 15-M. Hay que ser más prácticos. Hay que ser más
humildes. No creer que me van a hacer caso porque tengo razón. Hay que pensar
la realidad. Yo ahora quiero justicia porque estoy en el lado débil. Si
estuviera en el fuerte quisiera proteger lo mío. Dentro de las sociedades hay
intereses enfrentados. Y hay que defenderlos con la acción política. No basta
con salir a la calle a afear las decisiones de los políticos. Esperando que
comprendan a los ciudadanos. Los políticos sólo toman en serio a quienes hay
que tomar en serio. Y los ricos son demasiado poderosos para contrapesarlos con
vaguedades.
No hay que pedir democracia real. Hay que usar la que
hay. Aunque sea imperfecta. No hay que pedir escaños en blanco. ¿Quién hace las
leyes entonces? Y de las leyes dependen los derechos. Es muy fácil la crítica
al sistema. Es muy difícil la revolución. Hay que buscar un camino intermedio.
Un camino político. Rompiendo el grupo. Pensando como pobres. Pensando en leyes
más justas. No pensando en comunidades ejemplares. Nada de fantasías
anticapitalistas. El dinero es necesario. La política es necesaria.
El 15-M. La oportunidad perdida de un tercer partido.
La oportunidad perdida de una alternativa política. Aunque generara desconfianza.
Aunque mucha gente no se atreva a votar a nuevos políticos. Por miedo a nuevos
engaños. Mucha gente que no entiende la democracia. Claro que por cambiar a los
políticos no se soluciona el problema. Las personas serán nuevas. No tienen
porque ser mejores. Hay que ponerles límites. Hay que ponerles frenos
democráticos. El 15-M era una oportunidad de ello. Una oportunidad perdida.
Es más cómodo criticar al sistema sin mojarse.
Manteniendo la integridad ética a salvo. No contaminándose por el poder. Creyendo
que la actividad política es accesoria. Porque aún pienso como jefe. Aún no
pienso en mi fracaso vital. Aún no siento la importancia de luchar por derechos
concretos. De organizarme para conseguirlos. Aún creo en el sueño individual.
Aunque temo por él. Por eso salgo a la calle. Por eso no voto. Por eso permito
el triunfo del PP.
El 15-M. Ir a protestar como quien va de fiesta. Como
si fuera fácil estar alegre cuando se hunde la sociedad del bienestar. Cuando
se hunden los derechos de los trabajadores. Pero no me acuerdo que yo también
soy trabajador. No siento rabia por ello. Sueño. Algún día dejaré de ser
trabajador. Como mucho critico a los sindicatos. Crítica merecida. Han olvidado
su beligerancia. Pero ellos sabían protestar en grupo. Yo no sé. Yo me olvido
de mi indefensión. Yo me olvido de que mi voz es muy débil. De que sólo es
fuerte unida a otras voces. Me olvido de que tengo que renunciar a mis sueños
para tener un futuro. Porque no es momento de sueños. Es momento de luchas. De
luchas sindicales. De luchas políticas. Vota PP-PSOE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario